
Keep calm
Ayer leía a una de mis escritoras favoritas Elizabeth Gilbert quien publicaba esta foto de una mujer tomando café en el espacio que fuera su casa antes de un terrible terremoto y se refería a ella como el origen del a frase “Keep calm and Carry on”. Ella mencionaba que en esta época y gracias a las bondades del lugar donde crecimos y al vivir décadas sin guerra cerca de nosotros hemos aprendido a amar la comodidad pero también a tener miedo a todo lo que nos rodea, un miedo en muchas ocasiones sin sentido.
Tiene un punto. En mi país los niños ya no corren en las calles incluso de las ciudades pequeñas, los parques están llenos de niños con papás tan cerca de ellos que parece que son parte del juego infantil, pocas parejas caminan solas por la noche y cuidamos con aprehensión nuestras propiedades materiales “enjaulándonos” en cómodos metros cuadrados y me pregunto ¿será que esto es lo adecuado? ¿Será que realmente estamos rodeados de peligro constante? ¿será que este miedo epidémico le hará algún bien a las nuevas generaciones? Y quisiera tener la respuesta, quisiera decir que yo no lo haré, pero será difícil quitar de mi mente el miedo construido y alimentado por años dentro de mi vida y sociedad.
Recuerdo hace más de 10 años cruzar en un parque de un país europeo a las 11:30 pm, caminaba con un amigo que iba incluso mirando las bancas y las plantas alrededor, mientras yo prácticamente quería correr a nuestro destino, oí un ruido de pasos atrás de nosotros y brinqué, mi amigo desconcertado me preguntó ¿tienes miedo? ¿Porqué? Yo no sabía como explicarle lo que me parecía obvio: “Porque son las 11:30 de la noche está oscuro, vamos en un parque vacío y viene un grupo de chavos atrás de nosotros!” pero dije “porque creo que viene alguien”, él me responde: Si vienen varios chavos y siguió caminando. Los chavos nos pasaron, saludaron y dieron las buenas noches, iban algunos ya un poco mareados por el alcohol (lo que en algunos casos solo provoca que sean más sociables y no más peligrosos) y seguimos caminando. Durante mi camino me di cuenta que mi reacción no era natural para la sociedad en la que estaba y por un momento no lo fue para mi.

La vida en un segundo
Aprendemos a cuidarnos de los posibles sucesos catastróficos, sin darnos cuenta que en la mayoría de los casos el mayor peligro está dentro de nosotros. Alimentar los pensamientos negativos, “será peligroso”, “no voy a pasar”, “no me contratarán”, “seguro el profesor/jefe me pedirá más de lo que hice”, “no encontraré el amor”, “estará engañándome?”, “será muy difìcil”, “y si lo pierdo todo”, “no podré estar lejos”. Tantos pensamientos que en algún momento de nuestra vida llegan a atacarnos y que nos desarman al grado de espantarnos e incluso en ocasiones deprimirnos, son fácilmente contra atacados si aprendemos a sembrar en nosotros un pensamiento positivo mucho más fuerte. ¡Imagínate crear glóbulos blancos para cada bacteria que quiere atacarte!, y es tan fácil como pensar neutralmente con un toque de positivismo y racionalidad “yo daré lo mejor de mi , lo demás se verá”, “ser feliz conmigo mismo es mi principal tarea, lo demás llegará”, “este (a) soy yo, con todos lo bueno, lo malo y lo que se desarrolla tendré a mi alrededor a quienes deseen estarlo, y estaré tranquil@ con ello”, y aquí el pensamiento más difícil pero el más útil de todos “todo a mi alrededor es impermanente”, las personas, las cosas, la situación (salud, dinero, amor, etc) son regalos que tengo en este momento y que quizá tenga con mayor cantidad en el futuro o que quizá no tenga y por ello disfrutaré lo que tengo en este momento sin alimentar en mi corazón expectativas de permanencia (que el dinero permanecerá o la gente no se irá- y aquí me refiero a que existe la vida como existe la muerte, nada nuevo;) ) y esto me dará tranquilidad y paz que me hará disfrutar mi existir sin querer ganarle a la vida o luchar contra todos en ella.
¡Fuera miedos!