Leí de una psiquiatra para migrantes que a pesar de que los problemas de una nación puedan parecer tan diferentes a los de otra, siempre terminaba desconcertantemente atendiendo los «mismos temas», pongamos como ejemplo a mujeres de un país africano y a otras de un país como los Estados Unidos, ella ponía de ejemplo a un grupo de mujeres africanas que al llegar al centro de rescate de un país europeo y después de haber viajado por semanas, sin comida, con poca agua y en pésimas condiciones, después de haber comido y descansado, estas mujeres le contaban las historias de amor y traición que habían podido vivir antes y durante su travesía. Esta psiquiatra termina diciendo, ¨no obstante el camino o las circunstancias, la meta parece ser siempre la misma: amar y ser amado¨. Cuento esto un poco para ejemplificar lo fácil que es adaptarte a otra cultura cuando compartes los mismos valores y anhelos de base. En cada cultura he podido ver a aquella mujer joven de mirada triste que va por la vida habiendo perdido la esperanza de ser amada, o bien aquella mujer despampanante que sabe que puede tener a quien sea a sus pies si así lo desea, a la señora cansada que ha trabajado durante todo el día para sacar adelante a su familia, a la anciana que vaga sola por las calles recordando lo que quizá pudo haber sido y no fue, o a la otra anciana arreglada y sonriente quien ha tenido la fortuna de contar aún con salud y amor, cada una de ellas, si te detienes a observar, cuenta con su rostro, con su vestimenta, con su andar una historia, su historia. ¿Qué dices, las has visto también? En lo personal adoro ver a aquella mujer cuyo rostro transmite paz, esa paz que te da el estar tranquila contigo misma, con lo que tienes y con lo que no, orgullosa con lo que ha logrado por si misma y agradecida con lo que otros la han apoyado, amorosa con aquellos a su alrededor ya sea que se trate de su familia o de un perfecto desconocido, aquella mujer que en su rostro refleja el cansancio de haber luchado por lo que en un momento pensó como valioso, pero también la calma de haberle dejado al destino la parte que le correspondía. Si he de elegir, esta será siempre mi favorita porque me da esperanza de una vida feliz. Si he de envidiar a alguien, que sea ésta. Hablando de envidia…
En las clases de budismo me explicaban el concepto de karma relacionado con el sentimiento negativo de envidia, sé que no a todos los lectores les parecerá obvio pero a mi me encantó la explicación pues quita un poco el término de injusticia y deja muy fuera el posible sentimiento de envidia. El budismo, y espero haberlo entendido bien, considera la reencarnación y con ello el hecho de que tu alma (o conciencia) pasen de un cuerpo a otro trayendo consigo aquellas acciones buenas y malas cometidas en otra vida, ¿Qué quiere decir? Que aquellas personas que en esta vida parece que están bendecidas de todos lados es decir: amor, belleza, estabilidad económica, salud, paz,etc han luchado en sus vidas anteriores por ello, llenándose de karma positivo que han podido traer a esta vida. Y aquellos cuya vida actual es mucho más difícil es probable que hayan creado a su vez karma negativo en vidas anteriores. Sin embargo estas circunstancias no nos definen y somos nosotros quienes elegimos que hacer con aquellas bendiciones y no bendiciones con las que contamos en este momento y dependiendo de ello mejorar o empeorar nuestro karma para esta y la vida siguiente, así que ha sumar puntos buenos, quizá en la otra vida me toque ser un poco más alta 😉 .. ups! SONRíE, que esto no ha acabado …
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