Desde que recuerdo he escuchado a Japón como un ejemplo de país, de trabajo y de esfuerzo, mi papá vivió allá por un tiempo antes de que yo naciera y la impresión que tuvo fue gratamente positiva. El me contaba de los adelantos tecnológicos a 10 años de nuestro México, de la honestidad de su gente y de la pasión por el sake y el karaoke.
Este año tuve la oportunidad de vivir por unas semanas esta cultura y debo decir que me sorprendieron, no tanto por su adelanto tecnológico o su obsesión por el anime y el manga pero por el respeto al otro y la conciencia civil. En un esfuerzo por resumir en 5 cosas lo maravilloso de este país me quedo con estos:
Los sonidos
Japón es otro mundo, todos me lo decían pero ahora lo he vivido, es de esas cosas que tienes que verlas para creerlas. Me encantó el toque único que le dan a momentos cotidianos, mientras esperaba en el anden sonaba una cancioncita que bien podría ser la de un juego de video que me avisaba que el tren estaba por llegar o a punto de irse. El buen servicio es ¨de cajón¨ por lo que las propinas no están contempladas –es considerado un insulto- este servicio viene acompañado de un particular tono de voz cantado que los vendedores realizan para dar la bienvenida o la despedida en cada negocio, sería com un ¨bienvenido,en que puedo atenderleeeee”, “muchas gracias por su compra fue un placer atenderloooo” seguido de una reverencia de respeto ¡Que risa!

Shinkansen Este tren llega a los 320 kms por hora
El silencio
De repente y después de algunos minuto me doy cuenta que estoy rodeada de niños y adolescentes sin siquiera haberlo notado, algo debe andar mal, los niños están educados a respetar y seguir órdenes, dos profesores son capaces de llevar una clase de 40 niños de un lugar a otro en tren sin el menor problema, para esperar el tren se sientan en el piso en silencio y se levantan cuando se les ordena subiéndose con tranquilidad al tren. (igualito a mi país :P). En un ambiente tan tranquilo difícilmente se escucha a algún niño hacer un berrinche o a un grupo de adolescentes gritar. En los lugares públicos el silencio acompaña el camino de todos.

Niños se divierten en camino a casa
Los jardines
Si bien no es tan fácil ver edificios majestuosos construidos por generaciones como en otros países, ya sea por que fueron destruidos en la guerra o por que ahora existen rascacielos de 40 pisos donde antes había uno, lo que me impresionó son los hermosos jardines meticulosamente planeados y cuidados a través de los años. Admirar la composición de diferentes plantas que florecen en cada estación, recorrer los caminos con espacios de piedras, cascadas y lagos, entrar a las pequeñas casas de té de madera y contemplar el verde del musgo que utilizan en lugar de pasto me hizo comprender que esta cultura fortalece constantemente un valor muy importante: la paciencia. Paciencia para construir paso a paso algo grandioso, paciencia para ver crecer un árbol y ayudarlo a tomar la forma que se desea, para ver las flores de cereza cada abril, para quitar diariamente los brotes de hierba que estropean la composición, paciencia…

Espacios verdes en patio de casa
El orden
En Japón no tuve que pelearme por un lugar, enojarme porque alguien quiere hacerse el “listo” o empujar a todos para poder salir de un lugar. ¡Que descanso!. ¿Quería subir al metro? Llego, escojo la puerta por donde quiero entrar y hago la fila, ¿Voy a bajar del autobús? No me estreso, solo se puede salir por la puerta frontal y nadie entrará por la puerta lateral mientras los otros no hayan salido.
Las reglas del juego son bastante claras para todos y negociarlas no es algo que los japoneses estén tan dispuestos a hacer, para bien o para mal se sabe siempre que esperar.

Nacionales y extranjeros en fila para entrar al metro
Las tradiciones
- Convertir algo tan simple como el compartir una taza de té en una ceremonia de agradecimiento que puede durar hasta 4 horas donde cada movimiento y cada gesto tiene un significado transmitido por generaciones..
Vestirse de kimono tradicional cada domingo para visitar los templos de Kyoto con la familia o los amigos, solo por mantener una antigua costumbre y poder lucir las hermosas telas que componen este atuendo.. - Elegir una vida de geisha en donde desde temprana edad son seleccionadas y preparadas en las antiguas artes japonesas para entretener no solo a la comunidad en donde pertenecen pero a todo aquel que requiera de sus servicios..
- Anhelar ser uno de los héroes del país: un luchador de sumo y decidir entrar en este mundo lleno de rituales y reglas en donde las mañanas en el campo de entrenamiento empiezan a las 5 de la mañana para un entrenamiento fuerte, seguido de la preparación del desayuno para aquellos luchadores experimentados y una dieta dictada por una estricta tradición les permita triplicar su peso pero lo importante, sin perder la parte espiritual y moral que caracteriza a un luchador de sumo.

Una mañana de domingo en el templo de Kiyomizu en Kyoto
Japón es lo que me contaron y más, es un lugar en donde la mujer es valorada por su belleza natural, su ternura, inocencia y autenticidad, donde el hombre conserva su timidez pero también su fortaleza y amabilidad. Un lugar para experimentar y vivir, un lugar donde descansar.
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